
El sabor de la uva de mesa está definido por el balance entre el contenido de azúcares (fructosa, glucosa y sacarosa) y ácidos orgánicos (principalmente tartárico y málico) que posee la baya.
La uva de mesa no acumula azúcares una vez cosechada, por lo tanto, no es posible mejorar este atributo en después de la cosecha.